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Qué está pasando con el auge de la Terapia Electroconvulsiva?

Foto del escritor: IKIGAIIKIGAI

En las comunidades de Barcelona, Madrid y Valencia, las estadísticas sanitarias recogidas en el 2023 ponen de manifiesto que ha habido un amento más que considerable de gente que se aplica la TEC, o terapia electroconvulsiva.


Has visto películas famosas que exponen dicha terapia: 

“Alguien sobrevoló el nido del cuco”,

“Requiem por un Sueño”, 

“El sustituto”. 

 

Quizás, en ellas la imagen está ciertamente sesgada. Y es que a día de hoy, entre otros avances, se aplica el uso de anestesia general para administrarla, a diferencia de tiempos pasados. 

Bien, pero qué hay del aumento de recomendación médica de la TEC (terapia electroconvulsiva) en nuestra sociedad?


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A raíz del año 2020 y conjuntamente con la situación pandémica mundial, el trastorno depresivo mayor experimentó una fuerte subida.

En España, cerramos el año 2023 con una tasa de un 5,7% de casos, y se estima que seguirá creciendo. 

Por ello, muchos profesionales de la salud recomiendan esta práctica para paliar los síntomas, pero cuál es la efectividad de la terapia electroconvulsiva para dar solución a la depresión, en la población adulta?

Empecemos por el principio.

Según el DSM-V (Manual diagnóstico de las patologías mentales), se entiende como trastorno depresivo mayor aquella patologia que comporta una incapacidad a fin que la persona pueda desarrollar su vida con total normalidad dado que se encuentra experimentando cinco o más de las siguientes características: 

Estado de ánimo triste y decaído la mayor parte del día, disminución significativa del interés o del placer hacia todos o casi todos los ámbitos de su vida, posible pérdida relevante de apetito, insomnio o hipersomnia, retardo psicomotor, fatiga crónica, pérdida relevante de energía, disminución de la capacidad para concentrarse o pensar, sentimiento de inutilidad o culpabilidad por su momento actual, errores y distorsiones cognitivas i pensamientos sobre ideación suicida.  


Estos síntomas, pues, resultan altamente desadaptativos y es normal que la persona pueda ver comprometida su Libertad y Armonía. 


Por lo que hace a la TEC, fue definida por Ousdal, Brancati, Kessler, Erchinger, Dale, Abbot i Oltedal (2022) como la aplicación de una corriente eléctrica administrada mientras el paciente se encuentra bajo los efectos de la anestesia general en el encéfalo, normalmente en las zonas cerca de los lóbulos prefrontales.

A través de los años, dicha terapia ha mostrado cierta efectividad en la depresión resistente, todo y que en el momento actual aún hay numerosas reticencias a fin de recibirla por su complejidad y lo que supone.

Por ejemplo, los efectos neurobiológicos una vez aplicada, inciden sobretodo en la amígdala, el hipocampo, el cerebelo y la circunvolución dentada, mejorando su rendimiento. 



Ahora bien y en contraposición: escuchemos otras opiniones que dicen que no todo es tan bonito como parece:

Romero-Tapia i Gamboa-Bernal (2017) desde su posición bioética, discuten exhaustivamente sobre la importancia de poner encima de la mesa las numerosas complicaciones que los electrochoques han tenido y siguen teniendo a día de hoy: 

Efectos secundarios a corto, mediano y largo plazo (pérdida de memoria a corto plazo, incapacidad durante el primer mes después de recibirla para recordar información, procesamiento mental alterado y más lento de lo normal, desorientación súbita, sentimiento de aumento de apatía, menor cantidad de energía, mayor cansancio).

A medio-largo plazo - de 2 a 6 meses posteriores- , según los autores, destacan: arritmias, problemáticas cognitivas de diversa índole, menor tendencia a la socialización, temblores involuntarios en las manos, tensión muscular (sobretodo en las extremidades), decrecimiento significativo de la velocidad del procesamiento de la información y, curiosamente y en algunos casos, aumento de la sintomatología depresiva. 

 


Incluso médicos en psiquiatría destacan la pregunta sobre si los mismos médicos que practican estas intervenciones están totalmente bien preparados, bajo la premisa que en la carrera de medicina, no existe ninguna asignatura donde se estudie y que, por lo tanto, deben aprender a manejar la terapia en el mismo hospital. 

Con todo esto, es la misma persona quien tiene que poner encima de la balanza el coste-beneficio que esta intervención supone. 

Y sobretodo, buscar información de calidad (científica y contrastada) para entender exactamente bien lo que le sucederá en los próximos meses, aparte de las explicaciones del médico encargado.


Preguntar, preguntar y preguntar, y no dar nada por hecho por el simple motivo que un médico nos lo resuma en cinco minutos. Quizás se le escapa u omite algo.

Pero terminamos siendo nosotros los que vamos a experimentar sus efectos. 

Infórmate todo lo que necesites: el dueño y responsable de tí, 


Eres tú mismo.



©2024 por IKIGAI

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