Te hablo de esas personas que siguen corrientes de la New Edge, pero sin profundizar demasiado en la espiritualidad no-occidental y acomodada a nosotros.
La sabiduría ancestral, esa que lleva más de 5.000 años impresa en manuscritos, piedras y formas de retención de la información oral, no está hecha para ser hecha según le convenga a Europa.
Nosotros tenemos una forma de enfrentarnos a los contextos ciertamente diferente, y han habido corrientes sociales que se han sabido lucrar muy bien de ello:
Te hablo del apogeo que empezó con el auge del Yoga, la Meditación y el Mindfulness en el año 2000.
A partir de ahí y como parecía que a la sociedad le atraía (también y todo sea dicho, porque en su momento se hizo mucha propaganda televisiva y publicidad de masas), empezaron a emerger multitud de diversos movimientos que apuntaban a esa “exótica” cultura oriental, sobre todo de la India.
Personalmente he estado ahí y me quedó muy clara una cosa: la espiritualidad va mucho más allá de lo que se nos hace creer en países más europeos.

Lo que llega aquí, es una mezcla y un refrito de frases, prácticas y tipos de meditación totalmente acoplados a nuestro estilo de vida.
No se asemeja a la realidad que durante milenios se han esforzado por cultivar, promover y practicar para su verdadero fin: la sanación individual completa y, consiguientemente, su impacto en la sociedad y los demás.
Además, como siempre nos han gustado las cosas rápidas, la sabiduría que emanan algunos de esos textos originales ha sido ampliamente pervertida mediante 2 técnicas:
Omisión: de un manuscrito de 1.000 páginas, a nosotros nos llega un resumen de un párrafo, con lo cual, se quiera o no, tanto el mensaje como su esencia se pierde y se deja a libre interpretación de quien lo coja.
Occidentalizando las palabras dichas por grandes y antiguos maestros. Piénsalo: si no…¿cómo se pretendía que siguiéramos ciertas pautas o prácticas sin adaptarlas a nosotros?
La realidad espiritual ancestral dista mucho de lo que nos han enseñado y lo que nos llega aquí.
Y ahí es donde viene una reflexión de la que toma forma el título original de este artículo:
Los Grandes Maestros nunca dijeron “pídelo y se te dará”.
Esa frase ha originado mucho daño en la parte de la sociedad que se lo cree: frustración, sensación de desarraigo, falta de responsabilidad sobre las propias acciones, dejar en manos del Universo algo de lo que debes encargarte tú…
Sí, es cierto: “pídelo y se te dará”...
Pero no se lo pidas al Universo: pídeselo a tu inconsciente y esfuérzate en que, a pesar de no tener tu objetivo ahora, te creas con cada fibra de tu ser que lo vas a lograr si tomas acción masiva acompañada de un plan estratégico que te garantice los resultados que pides.
Solo pidiendo nunca sucederá nada, como algunas corrientes en auge nos han enseñado a creer.
Pero parece más cómodo y sencillo de esta manera.
Deja que te diga una cosa: la ley del mínimo esfuerzo desemboca inexorablemente en la mínima felicidad.
Porque hablando del Universo, absolutamente todo lo que hay en él, si no se mueve, muere, incluido tú.
Extrapólalo a todo aquello que te apetezca y piensa:
si no le dedicas tiempo y energía a tu pareja, trabajo, familia, amistades y hasta a tí mismo…¿Qué crees que va a suceder?
El Universo siempre hemos sido nosotros mismos.
Pídetelo, diseña tu estrategia y acciona.
Así, si.