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Lo que se resiste, persiste:

Foto del escritor: IkigaiIkigai


Alguna vez te has encontrado a tí mismo luchando por aferrarte a algo, a sabiendas que te perjudica? Hablo de hábitos, personas y, por qué no? También a objetos.

 

En los tiempos de la Inquisición, a las personas que eran juzgadas, normalmente se les aplicaba el pseudojuicio de agarrar un clavo ardiendo mientras defendían su posición. 

Si durante su alegato no se quemaban la mano y de mientras no les ocurría nada, bajo los ojos del jurado, eran inocentes. !Qué sorpresa que tras años de pasar por esos tiempos, en pleno 2024 sigamos ejerciendo esa práctica - de manera más metafórica -!

Porque, cuántas veces te has encontrado justificando un mal hábito, relación o contexto insostenible bajo el pretexto de “Oh, no voy a soltarlo…es MI clavo ardiente!”. 

 

Nos aferramos a objetos inanimados que poseen virtudes emocionales para nosotros, nos aferramos a hábitos que sabemos que son nocivos y los justificamos incansablemente, ya que la mente siempre va a querer contentarnos buscando la lógica de nuestros actos, y nos apegamos a relaciones personales que bien poco nos aportan o incluso nos perjudican. 


 

Este último ejemplo es el más complicado dada la naturaleza de lo que para nosotros significan las relaciones interpersonales. Hay veces en las que preferimos seguir en una situación que dificulta nuestro crecimiento personal (quizás porque ya lo conocemos?) antes que experimentar el dolor al cambio, pero lo cierto es que sentimientos como la tristeza al dejar una relación te permite sentir el vacío que deja para posteriormente poder llenarlo de lo que realmente mereces o te toca en tu camino en estos momentos. Con la persistencia, se sigue vinculado a la misma situación y no hay aceptación del rol individual presente. 

 

Y para tí, cuál o cuáles serían tus “clavos ardientes” a los que te aferras en la actualidad?

Valen tu energía o te la quitan?

Qué te impide liberarte de ellos?


©2024 por IKIGAI

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