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El vaso que corta y hiere es el que está roto, no el que está entero y bien.

Foto del escritor: IkigaiIkigai

Estamos en la sociedad, y esto significa que en algún momento, alguien te va a tirar por encima su basura mental, sin sentido. 


Y no hace falta que tenga ningún motivo, no: simplemente lo hará porque necesitará desahogarse explotando contra alguien.

Te ha tocado. 


“Pero si no tan siquiera me conoce” puedes pensar. Y con razón!


Pero una persona total o parcialmente rota, no atiende a razones. Aquí la clave reside en cómo te lo vas a tomar tú y qué vas a hacer con ello.

Sí, es difícil que si un conductor baja su ventanilla, te regala unas palabras nada amables y de propina, te toca el claxon, no entres en un estado de cierto enfado. 

Bien, eso es normal, somos humanos. 


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A diferencia de las nuevas corrientes que opinan (muy erróneamente) que nada te debe afectar y que tienes que permanecer en todo momento sereno y en harmonía, y que si no sientes eso, estás poco evolucionado o con bajas vibraciones, yo opino lo siguiente:

Estamos biológicamente programados para Sentir. 
Es imposible que no sintamos o que sintamos siempre un estado de felicidad constante e indestructible. 

Que no te engañen.


Y si hay personas que, realmente y tanto de cara al exterior como en su interior, verdaderamente no sienten y se muestran impasibles ante cualquier suceso humanamente relevante, lo más probable es que se encuentren dentro de una patología psicopática. Eso sí que sería explicable: su cerebro les inhibe de sentir.

Pero en el resto de los casos, te digo:

Tranquilo. 

No te sientas mal o culpable si en algún momento no dominas del todo tus emociones: todo es un aprendizaje y una oportunidad de mejora.

Estamos en sociedad, las cosas pasan. Tú elegirás cuándo te va a durar la emoción y con qué intensidad. 

Pero haberla, la habrá. 


En el caso del ejemplo de nuestro querido conductor, sería normal sentir unos primeros segundos de enfado. 


Es Sano. Es Evolutivo. Reaccionamos a los sucesos.

Lo ideal es sentirlo, abrazar ese enfado, permitirte experimentarlo de pleno y unos minutos después, desecharlo. Eliminarlo, porque solo pasando por el sentimiento de lleno se consigue extinguirlo. 


Porque si lo piensas, realmente ni lo conoces ni te conoce. 

No te excedas más de unos minutos, no vale la pena. 

Y no hagas que valga la pena, haz que Valga la Alegría. 


Aprovecho y te pregunto:


¿Cómo sueles reaccionar a este tipo de situaciones con desconocidos?

¿Qué patrones ves en tí de gestión emocional que te gustaría cambiar?




©2024 por IKIGAI

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