Yo creo que no.
De hecho, estoy bastante segura de ello.
Vamos a empezar por el principio, como seres humanos, y analizándolo en términos básicos, todos nosotros tenemos atención voluntaria e involuntaria.
En el primer caso, bien es cierto que puedes escoger tener atención leyendo un libro, teniendo una conversación, haciendo un cálculo matemático… pero, ¿Qué hay de la involuntaria?
En cuanto a la segunda, en neurofisiología, los colículos superiores son los encargados de dar respuestas rápidas y de los reflejos, ya que se trata de una estructura primitiva. Ya aquí, empezamos a darnos cuenta de que no somos dueños al 100% de nuestras acciones y de en qué prestamos nuestra atención.
Por ejemplo, vas andando por la calle por la noche volviendo del trabajo, y te encuentras con una bolsa de basura que por el viento empieza a moverse rápidamente. Tú, antes de saber que esto era una bolsa de basura, simplemente has visto un movimiento, e instintivamente vas a dirigir tu atención hacia ella y te vas a poner en modo defensivo porque es un reflejo humano que tienes.
Antes de saber lo que es, tu instinto te mueve a prepararte para el ataque o la huida, una vez lo has analizado ya lo racionalizas y puedes escoger como comportarte (pero antes no, y ya has experimentado una sensación).
Por otro lado, tenemos los lóbulos parietales que se encargan de la orientación y atención abierta y encubierta. ¿Encubierta? En principio, todos los estímulos deberían de ser recordados (atendidos o no, consciente o inconscientemente). ¿Qué significa esto? Vamos con la teoría científica del efecto de la fiesta del coctel (Cherry, 1953).
En este experimento se demuestra como una persona que esta manteniendo una conversación con su grupo de amigos, esta atendiendo conscientemente lo que se esta diciendo: presta atención, responde congruentemente, se fija en los detalles de las personas con las que esta hablando…
Pero toda la información que hay detrás, es decir, las personas que tiene a 10m, a 15m, también las está atendiendo y las está registrando en su cerebro de manera inconsciente. Aunque no se de cuenta, esta información se ha quedado en su mente.
Por otro lado, la atención se considera un gestor de recursos cognitivos.
Según la teoría de carga perceptiva de Lavie (1994), toda capacidad restante que no ha sido asignada al procesamiento de los estímulos relevantes, se utiliza para procesar estímulos irrelevantes para la tarea que se está realizando, ¡que pueden ser distractores!
¿Qué significa esto? Primeramente, que a mayor atención le prestes a una tarea, menos interferencias de estímulos distractores tendrás y menos información que no te interesa se quedará en tu subconsciente.
¿Te ha pasado alguna vez que estas realizando una tarea automática y le estas prestando una atención baja-media?
Te habrá pasado que con este nivel de atención es más fácil que te vengan pensamientos presuntamente incontrolables en la cabeza, que te distraigas con otras cosas o simplemente que le prestes atención a estímulos irrelevantes. En este caso, tu decides poner la atención sobre un foco pero parece ser que no la dominas al 100%.
A mayor nivel de arousal, más recursos atencionales podrás prestarles atención y consiguientemente tu atención se incrementará.
Por otro lado y hablando de percepción, ¿te ha ocurrido alguna vez que estas
realizando una tarea o estas teniendo una conversación tan interesante que te olvidas de comer o de beber agua? Entonces estas ignorando inconscientemente tus interoreceptores, es decir, los receptores del interior más viscerales que te avisan del hambre, del dolor, del frio… en definitiva, información del sistema nervioso autónomo. Parece imposible, pero lo haces.
Donde decidas que vaya tu atención, ahí irá tu energía.
Hasta aquí, ¿vemos que realmente no controlamos al 100% nuestra percepción y
nuestra atención dependiendo del contexto en el que nos encontremos?
Vamos con lo que podemos controlar: el efecto stroop.
Este experimento demuestra que es difícil ignorar la información lingüística importante, y la capacidad de centrar la atención puede llegar a ser bastante ardua. Si no se entrena.
Con este mínimo ejemplo, te invito a decir de una sentada y de la manera más rápida posible el color de las palabras que hay. Te resulta complicado? Eso es la atención selectiva y a la vez, una demostración que nuestro cerebro se rige por lo que decidimos prestarle atención. Y tú, ¿cuán dominada tienes tu mente?