top of page

Cómo sobrevivir a la Indefensión Aprendida:

Foto del escritor: IkigaiIkigai

Desde el momento en el que resides en la edad adulta, con casi plena seguridad y en más de un aspecto, vas a tener heridas pasadas dirigidas a perpetuar diversas formas de autoboicoteo presente que te impiden avanzar del modo que quieres.

Vaya!

Pero tranquilo, el primer paso para salir de ello es poseer esta información y ser consciente de que te sucede a ti, me sucede a mí y le sucede a tu vecino del segundo.

Se trata de esos pequeños microtraumas que en un pasado, por vulnerabilidad, edad, inmadurez o personas externas con más poder que tú le dijeron a tu yo del pasado que hiciera lo que hiciera, no conseguiría X.


Lo malo es que el cerebro humano extrapola todos los acontecimientos vividos en la infancia y adolescencia como si siguiesen ocurriendo en la edad adulta, de ahí a la importancia de, en el momento en el que ocurran, no ignorarlos y dejarlos correr, sino trabajarlos para evitar el problemas psicológicos y emocionales futuros, garantizándote así un camino mucho más llano.



Empieza a sacar todas esas piezas de tu Puzzle mental
Empieza a sacar todas esas piezas de tu puzzle mental y dales el orden, entendimiento y sanación que te mereces!

El asunto es que desde tu consciente puedes pensar que no fue nada, que no vale la pena pensar en ello, que ya se pasará…pero quien gobierna la mente de todos es el inconsciente, y es él el que opina que cada hecho vivido te impactará de un modo u otro hasta que le pongas solución/sanación.


Un consejo: nunca menosprecies aquello que has vivido en un tiempo pasado y en su momento te traumatizó, porque si no se ha trabajado nunca, lo más probable es que te esté dando problemas en la actualidad.

Por muy pequeño que ahora mismo te pueda parecer que fue en el pasado, tu cerebro lo ha almacenado tal y como lo sentiste, percibiste y viste en ese momento.

.

¿Un poco esotérico? Deja que te ponga un ejemplo para que lo veas mejor:


Había una vez un pequeño elefante bebé separado de sus padres al nacer.

Para hacértelo más sencillo, te animo a imaginarte una historia similar a la de Dumbo, de Disney.

Nació con plena libertad, pero unos grandes magnates circenses lo atraparon, separándole de sus raíces y de todo aquello que le acercaba a su verdadera naturaleza.

Como no querían que se escapara, los empleados del circo decidieron atarle una cadena de hierro alrededor del cuello, siendo esta atada a su vez a un mástil de madrea maciza de no más de un metro y medio de largo, por diez de ancho.


Así que, nuestro pequeño amiguito, se pasó días y noches enteras intentando tirar de la cadena con el fin de librarse y volver a su hábitat, junto con sus padres.


Lo repitió incansablemente, día tras día, sin resultado alguno.


Pasaron las semanas, meses, y él no desistía hasta que finalmente, al ver que había hecho de todo y de todas las maneras posibles para librarse de esa esclavitud y no había conseguido ningún resultado, simplemente se rindió.


Pasaron los años.


Nuestro amigo animal ya había crecido lo suficiente como para ser expuesto delante de las personas que iban a disfrutar de los espectáculos, pero el verdadero espectáculo era ver a un enorme elefante, ahora ya adulto, atado con una cadenita minúscula en el cuello e inmovilizado por un ridículo mástil en el suelo.


La gente no salía de su asombro.


Siempre que lo veían, solían preguntar: ¿Cómo un elefante tan grande, que pesa toneladas, con un cuerpo tan fuerte y resistente no se escapa de ahí? ¿Cómo lo hacéis?


Los empleados que lo acompañaron en su cautividad des de bebé, tenían la respuesta:


Simplemente, en un pasado intentó escapar con todas sus fuerzas durante mucho tiempo y vio que era imposible. Por esa experiencia, ahora, de adulto, sigue pensando que no puede y ni siquiera lo ha intentado ni una sola vez.


¿Te suena de algo?


Eso es la indefensión aprendida en su máximo esplendor: cuando sabes que hagas lo que hagas, por muchísimo que te llegues a esforzar, no conseguirás cambiar la situación a la que te enfrentas. Sea la que sea.


Por lo cual, esto lleva a las personas al estatismo y a ni siquiera intentarlo, aunque las condiciones actuales sean totalmente diferentes, en este caso tu cerebro reptiliano, amígdala, hipocampo y sistema límbico tienen la orden de no responder a ese estímulo.


Es como si en un pasado, esta situación repetida y con los mismos resultados negativos vez tras vez, hubiese llamado tantas veces al timbre de tu mente que simplemente, éste se estropeó bloqueándose.

Muchos de nosotros estamos anclados en recuerdos de vivencias pasadas que, como en su momento no pudimos hacer nada por mucho ímpetu que le pusiéramos y no conseguimos ningún resultado, cuando ahora se nos presenta una situación semejante rechazamos el tomar acción.


Pero en el fondo, si que conseguimos un resultado: la creación de nuestra propia cadena atada a un mástil.

Piénsalo y respóndete con sinceridad: ¿Cuál dirías que sería la tuya?


Puede ser desde un rechazo constante en el parque, de pequeño, o hechos sucedidos en el colegio y repetidos a diario.


Una de las características principales para que se forme la indefensión aprendida es que una misma situación se repita durante un periodo de tiempo lo suficientemente consistente y contingente como para que tu cerebro haya entendido que no había nada que hacer, por mucho esfuerzo que le pusieras. La segunda, que en ese tiempo te encontraras en una situación de vulnerabilidad emocional, personal, familiar o bien por una edad en la que no estabas lo bastante maduro como para actuar como si lo hiciera un adulto, aunque te perdure como tal.


Pero después de saber esta información y en la actualidad, tienes la casi obligación de querer remediarlo. Por ti mismo. No te mereces estar ni un día más soportando una carga innecesaria y estoy segura que a día de hoy, podrías afrontar esa situación perfectamente bien.


El problema es que tus circuitos cerebrales ya fueron programados anteriormente para asegurarse que no volverías a ni siquiera intentar esa acción:

es un mecanismo neurobiológico de supervivencia. El asunto es reprogramar esa mentira personal para liberarte de una vez.

Primero, reconocerlo.


Aunque te resulte una tarea pesada, a la larga lo vas a agradecer ya que ahorrarás muchísimo tiempo: te allanarás el camino, ganarás autopercepción, autoconfianza y lo más importante, sanarás.


Después, desde la racionalidad, piensa lo que te impidió poner solución en tantas ocasiones a esa situación y cómo lo harías actualmente. Piénsalo así: realmente, ha pasado mucho tiempo, has cambiado y tienes más herramientas que nunca, lo que se traduce en que lo más probable será que tengas éxito al afrontarlo nuevamente.

 

Ahora, todo es diferente.


Por ello, te invito a que después de esos dos pasos iniciales (y obligatorios antes de enfrentarte definitivamente a tu situación X), solventes tu indefensión aprendida de la única manera posible: haciéndola.


No menosprecio el gran paso y esfuerzo que esto te supondrá.

Comprendo los mecanismos neurobiológicos y el modo en el que funcionan las conexiones neurológicas cuando se padece de indefensión aprendida.


Por ello te insto, con mayor valor y motivación, a que después de reflexionar, indagar, tomarte un rato de reflexión al respecto y hayas hecho los preliminares mentales ideales, decidas no alargar más el tener esto dentro de ti y que le pongas fin.


Y lo mejor es que en la indefensión, no necesitas exponerte a terapias de exposición repetidas y duraderas: te aseguro que, en este caso en concreto, con solo una vez que acciones delante de esta situación, lo habrás superado.


Esto va de Biología Humana y de como con cada paso que das, segregas neurotransmisores y vas creando y destruyendo puentes neuronales a tu antojo, y los creados con la indefensión son muy imposibilitantes de cara a tu vida interna pero muy débiles porque tan solo necesitan una exposición al contexto que te la creó para romperse.

Recuerda que no todos los problemas emocionales requieren de meses para solucionarse.


¿Te lo imaginas?


Eso que tanto habías evitado durante tantos años, que tanta energía te había quitado, que tantas molestias mentales conscientes e inconscientes te ha estado ocasionando, solucionado por fin y además, en muy poco tiempo en comparación a otras patologías mentales.


Te invito a tomar acción para ser libre, como a nuestro amigo del ejemplo metafórico le hubiese gustado ser!



 

 

 

©2024 por IKIGAI

bottom of page