Una de las creencias más limitantes existentes que nos han contado es la de que nacemos con una fuerza de voluntad, disciplina, impulso, coraje y energía para llevar a cabo las tareas y que éstas son innatas y limitadas.
Es decir, que por mucho que hagas, no se pueden desarrollar más allá de lo que eres.
Esto no solo no es cierto, sino que si te lo crees, puede estancarse hasta tal punto como para producirte inmovilidad.
“Total, va a ser muy difícil y yo no tengo todas esas cualidades”, piensas.
Cuando empiezas con ese algo que deseas sacar adelante, lo que en primera instancia te impulsa es la motivación, pero es como ese petardo de mecha corta que se te agota enseguida.
Sin embargo, la disciplina trabajada y la fuerza de voluntad es ese tronco grande que va combustionando lenta e incansablemente. Esa es la red de seguridad que te van a permitir allanar el camino hacia tu éxito con ese nuevo proyecto.
Tengo algo que contarte: No busques estar motivado, busca estar disciplinado.
Y la buena noticia es que la fuerza de voluntad, se puede modificar a tu antojo: El córtex del cíngulo anterior es una área cerebral que se activa y se desactiva cuando haces aquello que no te apetece. Por lo tanto, la fuerza de voluntad es algo que se puede desarrollar y mejorar.
¿Cómo?
Empieza por programarte un plan hecho de hábitos que tu creas que necesitas para conseguir tu objetivo: desglosa esos hábitos en pequeñas rutinas diarias accesibles y cúmplelas sin excepción.
Sobretodo que sean realistas y que te aproximen a donde tú quieres llegar: puede ser incrementar la ingesta de agua y de verduras diarias, empezar a redactar tus propósitos semanales en una agenda, entrenar más a nivel muscular, usar un vocabulario más constructivo y menos destructivo, etc.
Proponte hacer esas rutinas, las que vas a escoger, a diario.
Sin excepción. Porque lo que se hace con constancia y sin interrupción, mejora exponencialmente, y eso va de trabajarte para conseguir resultados.
Y en cuanto no te apetezcan, oblígate a hacerlas, porque de esa manera:
Le estás diciendo a tu inconsciente que vas a por todas, y ya sabemos que la comunicación con él es lo que va a permitirte triunfar.
Vas a generar dopamina por una microacción finalizada.
Trabajarás la fuerza de voluntad y la disciplina, aumentándola a largo plazo.
Vas a ver que se puede dejar de procrastinar y lo extrapolarás en otros ámbitos de tu vida.
Tu cerebro entrará en Neurogénesis, es decir, la creación de nuevas neuronas, al instaurar otro modo diferente de hacer las cosas. Y a tu cerebro le encanta hacer cosas diferentes: puede decirse que a mayor novedad, mayor creación de neuronas experimentarás.

Para seguir creando tu nueva mejor versión, tarde o temprano vas a tenerte que enfrentar contra uno de los monstruos del autosabotaje: el estatismo, esa inmovilidad por miedo a lo diferente.
¿La buena noticia?
No eres el único a quien le ocurre, de hecho, todos venimos preprogramados genéticamente para rechazar el salir de nuestra famosa zona de confort.
Pero eso viene de cuando nuestros ancestros de hace 150.000 años, cada vez que querían hacer algo nuevo, literalmente se jugaban su vida, porque en aquel entonces, pensar cosas como “Voy a salir de la cueva para ir a explorar” o “vaya, qué buena pinta tienen estas bayas, voy a probarlas” o bien “ haré este ejercicio nuevo, a ver qué ocurre en mi cuerpo”, literalmente era jugarse la vida.
Como siempre digo, vivimos en 2024, pero nuestro cerebro estructural, según la Psiquiatría Forense y la Neurobiología, todavía reside en el Paleolítico.
De ahí a que, por poner unos cuantos ejemplos, tengamos miedo de cosas irracionales, prefiramos quedarnos quietos antes que actuar, nos estresemos con asuntos que objetivamente, no son para tanto o que encontremos más apetecibles los sabores dulces y alimentos hipercalóricos antes que lo que realmente nos conviene.
Lo bueno es que al poseer esta información ya empiezas a entender. Este es el primer paso. El segundo, actuar para autohackear tu circuito neurológico para que no te boicotees inconscientemente:
Evita entrar en parálisis por sobreanálisis: sobreanalizar te para. Haz acción masiva imperfecta: prioriza define lo importante y aléjate de los distractores que te están frenando.

Otro de los puntos vitales para ser imparable está en la toma de decisiones.
¿Alguna vez has conocido a alguien que tiene decenas de buenas ideas pero que, a la hora de la verdad, se satura cuando debe tomar pequeñas determinaciones?
El no trabajar de antemano ese poder te condena a un tanto por ciento muy elevado de posibilidades de fracaso.
Piénsalo así: desde que nos levantamos estamos en constantes tomas de decisiones. Desde grandes hasta pequeñas, pasando por las medianas.
Pero ¿sabías que hasta la más mínima decisión que escojas, por mínima que sea, ya te quita un % de energía para dedicarla a temas realmente importantes?
Te hablo de pequeñas como escoger la ropa que vas a ponerte, qué vas a comer, cómo te vas a peinar, enviar ese audio rápido de 20 segundos, consultar las redes…
La Neurobiología no engaña: las pequeñas decisiones quitan espacio para la grandeza.
Imagínatelo de esta manera:
Te levantas y decides qué vas a desayunar: -1%.
Decides cómo vestirte: entre -2-5%.
Revisar el teléfono antes de ir a trabajar: hasta -10%.
Pensar en esos problemas que estás postergando: hasta -10%.
A todo eso súmale pequeñas contingencias.
Es decir…antes de las 9 de la mañana ya puedes disponer de un -25% de tu energía total!
Y la energía hay que cuidarla: es tu fuente principal para crear y hacer realidad tu Propósito.
No puedes estar cansado antes de salir de casa.
Sin energía, no vamos a ninguna parte.
Tanto es así de sabido que grandes personalidades como el ya fallecido Steve Jobs, Elon Musk, el gran Tony Robbins, Mark Zuckerberg, Cristiano Ronaldo y Marc Randolph (Netflix), entre muchos otros, ya hace años que decidieron automatizar esas pequeñas decisiones con el objetivo de salvaguardar la mayor cantidad de energía, destinándola a temas realmente importantes.
¿Cómo lo hacen? Vistiendo siempre de la misma manera, tener unos hábitos de comida marcados e iguales, consultar redes sociales solo por la tarde y durante un tiempo determinado…es decir,
automatizando sus elecciones más sencillas para tener el tanque de energía lo más lleno posible.
Te propongo que tú mismo lo intentes durante un mes: piensa en esas cosas que haces cada mañana antes de salir de casa y mira de qué modo puedes automatizarlas: preparando tu ropa y tu desayuno la noche anterior, cuando ya no necesitas más energía, procurando no consultar el teléfono hasta una hora que te propongas (preferiblemente pasado el mediodía), decidir de antemano los objetivos y claves que vas a hacer al día siguiente, anotando en una agenda los temas importantes para vaciar tu mente de ellos…Realmente, las opciones para ahorrar tu energía son muchas y puedes decidir hacértelas a medida.
Esta opción de ahorro energético es preferible a tomar a diario varios estimulantes, sentir frustración, estrés y cansancio, ¿no crees?
La mayoría de la población funciona año tras año en modo “piloto automático”, van viviendo con normalidad, sin alterar sus patrones, incurriendo en lo que el gran maestro Robert Kiyosaki (Padre Rico, Padre Pobre) define como La carrera de la rata: levantarse, producir, dormir, a diario y sin más cambios ni expectativas futuras. Sin dejar lugar para la autorrealización, el amor verdadero, el silencio, la naturaleza humana, el autoconocimiento, ni para el gran maestro final: el Tiempo.
No permitas que esto te ocurra a tí.
Y tampoco olvides esto: Si piensas en iniciar algo, el camino con más retorno es el camino incómodo.
El que te hace crecer, el que te aparta de excusas, el que crea nuevas neuronas por cada hábito, el que expande tu mente y tu Biología.
Hasta aquí te he dado algunos consejos que considero valiosos para cualquier inicio de cambio. ¿Te animas?
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